Ir al contenido principal

Para poder respirar

Ellos lo son todo. Mis hijos me salvan del abismo interior y apagan el deseo de oscuridad permanente. Ellos lo son todo. Por ellos tengo que vivir y debo vivir. Consigo ser mejor madre, mejor persona. Que no noten ni una sola de mis sombras. Que no vuelvan a sentir mis lágrimas. No siempre logro mi objetivo. Pero es cinco de enero, y sigo en pie, a pesar de todo.

 ***

Enero de 2020 me lo trajo a él. Y he cambiado. Y en cada una de mis células está su nombre grabado a fuego, como un tatuaje invisible que solo percibo yo. No es que deba entenderme nadie. El corazón tiene sus propias razones o eso dicen. Entró en mí y me barrió el dolor, al princicipio. Y siguió entrando en mí, cada noche, varias veces. Me llenaba. Me completaba. No dejaba un milímetro de espacio libre. Sus manos se fundían en mi cuerpo y mi piel ardía sobre el suyo. Desde enero, de 2020 he sido su presa, y a sabiendas del dolor entre sus dedos, me dejé llevar. Y me arrasó por dentro con un amor tan inmenso y tan hondo como el océano. Y como el océano, insondable, desconocido y peligroso. Amor tan real como el ansia y el hambre y la sed. Y sus abrazos me impedían pensar. Él, o la heroína más pura mezclada con mi sangre. Lo codiciaba, lo deseaba, mordía sus labios y sus hombros. Y reposaba mi alma sobre su cuerpo después de todas las descargas posibles. Quemaba. Quemaba. Y quema. Lo notaron todos. Puro fuego éramos. Somos. Pero fuera de los límites del sexo, yo debía ser suya. Lo notaron todos. Sus intenciones nobles, su actitud, torcida. O quizás torcido todo. Solo sé que mi pureza es suya, que mi aire es suyo, que mi ánimo no fluye sin él.Y reconoce su error, y suplica perdón, y quiere que borre los gritos, o el insulto que irrumpe y rompe, en la madrugada. Reconoce su cruel desconfianza. Pide perdón. Pide compasión. Y pide arder de nuevo sobre mí, dentro de mí. Porque sabe que soy fuego, una misma llama él y yo. 

Dicen que los suicidas no avisan. No advierten. No anuncian. Quiero desterrar de mi mente cada recuerdo, todas las gotas de su olor que permanecen en mí, dentro de mí, y que me queman. Me queman. No sé cómo huir de la demencia de amar su voz. No sé cómo recuperar el equilibrio. No sé cómo lograr caminar sin llevarlo sobre mí, dentro de mí. Dime, Dios, cómo se hace para eliminar su sombra de mis caderas, y que no sea suyo este río en que se transforma mi voluntad, incontrolable río de deseo y amargura. 

Enero me lo trajo. Es enero ahora. Y pronto febrero, y marzo, y abril. Y todas las decisiones erróneas que han matado mi esperanza, mis ganas de vivir, de seguir. Él, amor sencillo y puro, como yo lo soñaba. Yo, aferrada a un imposible, como al sostener su barco en la orilla, agarrándolo fuerte para que no lo arrastrara la marea. 

Quiero despertar y volver a ser quien era, de raíz y sin dolor. Quiero despertar y comenzar de nuevo, otra vez, todo, desde el origen, de su mano, de su soñada mano hecha a mi medida, tal como yo quise que fuera, distinto a su naturaleza. No lo sé. Y no haber vivido ni un solo segundo de amargura. 

Auxilio, amor, ayúdame.

Quiero despertar. O quizás, dormir para siempre.


***

Este reencuentro con mi blog no está siendo nada literario. Pido disculpas a mis seguidores. Solo es una botella de oxígeno para poder respirar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Intermitencia

De nuevo comienza julio y lo que creí que se había desanudado sigue apretando por dentro, como si el tórax tuviera dos tallas menos y la masa del corazón se hubiera densificado, aumentado hasta el límite. Cuesta latir, vivir, bombear sangre a todas las plantas de este edificio que ya muestra grietas visibles.  *** Un viernes fueron sus manos las puertas al universo, la seguridad, un hogar imposible entre espinos, el agua transparente. Y el domingo, dolor agrio, silencio, muerte de las flores. De nuevo la corriente turbia de la incertidumbre y el vacío más absoluto detrás de unos ojos tan verdes como opacos. "No te quiero al cien por cien. No te quiero como tú. No te quiero como para que sepa que ahí estás, atónita y confusa, asistiendo a la agonía del deseo." *** Esta intermitencia del amor. Esta enfermedad dulce. Me he contagiado la boca con el roce animal de tu vientre.Esta intermitencia me hace suya y me retiene con las manos rudas que arrojan la esperanza, como un bebé mu

Pero nunca culpable

Del frío una no se recupera nunca, pensaba. Pero no es cierto. El frío desaparece bajo el agua templada.   *** Confieso que he dejado que el miedo se abra paso y me toque. Incluso ha llegado a penetrar cada tejido, cada célula. Me ha llenado una y otra vez por dentro, y me ha dejado los días vacíos y las noches llenas de ruido. El miedo se alimenta del dolor, navega en la sangre con las fauces abiertas. Sólo el amor es capaz de asestarle un latido certero para matar al monstruo, para que no llegue a rozar siquiera la puerta del corazón. *** Es difícil respirar, a veces, a pesar de salir al aire libre y exhalar toda la vergüenza. Me dijo que dijo que dijeron que no mantengo el equilibrio.  Una mujer como yo a merced de la tormenta, sin mantener su barco a salvo, que ha salido a navegar a pesar de la advertencia de los dioses siempre equilibrado. Mujer como yo, terrenal y oceánica, imperfecta y loca. Sin equilibrio. Sin asidero. Con horror en las costillas. Con lágrimas para nadie. Una m

Mil regresos

Debe haberlos. Regresar, volver, levantarse y caminar.  Las butacas vacías a veces aturden más que una multitud a gritos.   *** Se lo dije a mi amigo ayer: me está costando despegar. Tenía cuatro motores, dos en las alas, en la derecha y en la izquierda. Dos en los ojos, en el derecho y en el izquierdo. Y a veces se atascan uno a uno, dos a la vez, tres, o los cuatro al mismo tiempo. Sé el idioma del viento porque tú me enseñaste a domar cometas imposibles: las que tienen querencia de mar. *** Desde un perfil anónimo me escriben en la red social (hay muchas, pero todas son la misma): "eres muy creída y tus libros están plagados de chorradas". Esbozo una levísima sonrisa de mentira, y me engaño a mí misma, porque sonrío como si no me importara, pero nadie me ve. No tengo que fingir. Qué cansancio esta manía de construirle presas a las lágrimas. *** Quiero escribir, pero urge vivir y deshacer la maleta, guardar todo en su lugar. El regreso. Mil regresos de lugares inciertos.