Presentir la inundación, el desbordamiento del mundo interior en el que buceamos libres. Y regresar al equilibrio, en la superficie, aunque de nuevo se haya enredado mi espíritu a tus huesos, aunque de nuevo sucumba a lo que es inevitable y siempre: este hambre de ti, dolor de hambre. *** Me ha visitado la muerte esta noche. Ha besado mis labios. Su sabor áspero es tu sabor, también. *** Los cuerpos siempre vuelven a la playa. Los arroja el mar a la orilla, buscando culpables,
Rosario Troncoso