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Mostrando entradas de agosto, 2018

Una huella

Si leéis este rincón, ¿podéis dejar un comentario? En las estadísticas tengo más de doscientas visualizaciones en un día, pero no sé nada de vosotros. ¿Una huella, por favor? Es para comprobar que funciona. Gracias.   

Dudo

Hay personas en las que la poesía no sirve. Solo son carne en la que rebotan los versos,  que son arrojados de vuelta, rotos y vacíos. Se cree una, y su ombligo, que todo gira alrededor de las palabras, y que éstas conectan lo que vive dentro, con lo que hay fuera. Pero existir, en esto, es caminar entre los escombros de Babel. Resignarse y callar, en el ruido. Existir en esto. Resistir, o mejor, sumergirse por completo en la ola, para alcanzar el otro lado. Y asumir que hay personas rotas, y vacías, que quizás vienen de vuelta, porque han rebotado los escombros del mundo, demasiadas veces en su carne. *** Me edita Gabriel Viñals un precioso libro dentro de su colección Poética y Peatonal, de Ejemplar Único. Soy consciente de que el título escogido recuerda a otros títulos de libros, canciones, trocitos de vida diseminados por todos los lugares posibles. Será que todo está escrito, y si es sobre la piel, todos compartimos las mismas partículas de los recuerdos volatilizados d

Talento

Los seres fronterizos están hechos de niebla. Perder la percepción de la propia imagen, el despertar sin imagen, la preexistencia del amor, que diría María Zambrano. Persiste una herida que no se ve. Pero da miedo. Si la grieta es interna y la hemorragia por dentro, la muerte pasa desapercibida. Se cuela como ladrona encapuchada a traicionarnos. Cesa el impulso. No hay Dios. *** Escribir durante todo el día, sin que ni una sola línea se materialice. Ir enhebrando las palabras precisas en el ojo de la aguja de lo real, cada vez más estrecho, cada vez más difícil. *** Una luz turbia me ha echado raíces en la boca del estómago. Atraviesa los párpados y me invade de insectos invisibles la garganta. Es el mismo nombre el que me acecha, y es solo el recuerdo de ese nombre, ese mismo nombre. El rostro diluido en la memoria, la espesa memoria. No soy selectiva con el dolor. Antes elegía dónde debías dolerme tú. Tú. Ahora solo importa que al menos duelas. Que alguien duela un poco.