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Mostrando entradas de noviembre, 2018

Consejo

No soy frágil, colecciono agujeros. Vacíos que se expanden, en un caos abierto y sangrante. *** Un amigo me pide consejo: quiere montar una editorial. Una editorial, me dice. Y que no publicará poesía. Cierro los ojos y me sumerjo en un silencio extraño, impropio de mí. *** Los observo mientras hablan y me detengo en sus bocas. Labios, dientes, lenguas. Sorben el café con ansia. Hablan. Estoy en la reunión, impasible y profundamente sola. *** Debería ser más hacendosa. Coser botones y remendar calcetines. Saber de proporciones. Cocinar arroz cada domingo. Centrifugar el corazón. No ser un desastre: la cabeza llena de grillos, las manos donde no debo, los ojos lejos, contigo, en otras latitudes. Debería ser más ordenada y saber transmitir a mis hijos pulcritud estéril y ceguera feliz que los proteja del ruido. Pero aprendí, hace mucho tiempo que no hay que justificar el vuelo y que es bueno para el amor  no contarle a nadie los sueños.

Vuelo rasante

El vuelo rasante de un avión de guerra atraviesa la madrugada. Los perros ladran a lo lejos y se ven pequeñas luces distantes, como ojos entreabiertos en lo oscuro. Como un sueño, frágil, o un aviso. Un error de maniobra mientras la lluvia sigue empapando esta tierra equivocada sobre la que somos inmortales. *** Han sido días muy complicados. Algunas líneas furtivas. Ideas peregrinas que no cuajan en nada. Todo a medias. La vida también. Y la perplejidad, siempre, como un espectro sin sombra, acecha en las comisuras de los días alegres. *** A veces un abrazo necesario. O dos cajas repletas de libros que ha traído el mensajero. La flor de la  amistad al filo de la espada.

Ingratitud

Si los ángeles fríos regresan, ella elige no hacer regalos. Muchas veces, en ocasiones marcadas, la generosidad le había arrancado trozos minúsculos de corazón y algunos milímetros de piel de lugares estratégicos, casi imperceptibles, pero que escocían al caminar. Es el recordatorio de la ingratitud. Cuando es invierno el mar no da oportunidades y se expanden sobre el vientre las cicatrices. *** Entrevistar a alguien es legitimar su nombre, su huella en el mundo. Me gusta hacer entrevistas, justo por ese motivo: marcar una conversación con la sangre de la eternidad, aunque todo sea perecedero, como nosotros. Entrevisto a personas a las que admiro, a las que quiero de algún modo o las que quiero, de alguna manera también, que formen parte de mí, de mi historia, de mi biografía. No recibo ninguna compensación económica por ello. Si así fuera, sería en vano. Aunque sea loco y descabellado, no me gusta el dinero. Y es por puro egoísmo. *** Invertir tiempo en pisar cucarachas

Disolución

Aferrado a mi sombra desde que clarea, ha aprendido a adelantarse a la ausencia. Pronuncia un nombre profundo, enraizado a lo que soy desde siempre y regreso al origen, al nacimiento de la sangre. *** Pequeñas alegrías: al mirar el calendario he comprobado que el 22 de diciembre, el día del soniquete de la lotería, cae en sábado. Me alegra no tener que trabajar ese día e ir tempranito a casa de mi padre y verlo, una vez más, en bata y zapatillas, pendiente del sorteo. Pequeñas alegrías que me sostienen, todavía. *** La perplejidad casi siempre desemboca en el dolor. Es el matiz oscuro que no tiene la sorpresa. *** He soñado de nuevo con el mar violento arrancándome a mis hijos de las manos a pocas millas de una playa indiferente y nocturna. No encontrarlos más. Y diluirme como se pierden mis pasos en los días de inconsciencia,  sin que sobren los besos, como es debido. *** Leer a los otros. Escribir para nadie.