Debajo de la lengua. Uno. Cuando sientas agitación, angustia extrema. Cuando veas el mundo tal como es al levantar las piedras de la rutina y la prisa.
Un alprazolam amargo como este tiempo de certeza de que no hay un camino de vuelta a los días de antes, al amor de antes, a los besos de antes.
No debía hablar con las sombras: no se les debe pedir lo que no sienten.
***
En la televisión, un reportaje sobre diferentes modos en que los españoles pasaron el confinamiento. Siguen preguntando. Sigue siendo un tema para "romper el hielo", como hablar del tiempo en los ascensores.
Menos mal que nadie me pregunta a mí. Menos mal. No podrían creer que mudé la piel por completo. No podrían, ni pueden, imaginar la crisálida terrible, y la falta de aire, y el trance sobre su pecho.
En la televisión, un reportaje sobre el confinamiento. Sé que no soy única en evocar un nombre concreto, una voz concreta.
En este renacer he vuelto a buscar una respuesta, una gota de amor, de amor, de amor, de amor...
No hay nada que sea tan volátil.
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Lo confieso: miro sus fotografías, sus historias en las redes sociales, y vigilo algunos movimientos que me den indicios. Quiero estar equivocada. Quiero hacer el ridículo. Quiero exigirme pedir perdón. Quiero errar siempre en las sospechas, silenciar para siempre el ruido de dentro.
Y pasar del sueño a toda la muerte posible antes que saber, por fin, que es cierto que, incluso mi existencia, es mentira.
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